Cuando hablamos de un doctorado, muchas personas se impresionan. Desde su punto de vista, hacer un doctorado es mucho más complicado que estudiar para sacarse las oposiciones.
Quizá sea debido a que, en general, mucha gente asocia opositar a hincar codos para obtener un trabajo que sería para toda la vida, mientras que el doctorado exige más: una labor de investigación, un trabajo original que aporte algo a la comunidad a la que pretende acceder, y un cierto prestigio.
Porque ser doctor o doctora no solo implica la posibilidad de ser profesor o profesora de universidad, sino ser, en pocas palabras, la persona que hizo un buen trabajo; uno que otras personas, tanto estudiantes como investigadores, pueden consultar en algún momento de sus vidas.
Esto puede sonar extraño, pero doctorar no es barato. Lo es, si las personas que lo hacen saben utilizar, en la medida de lo posible, las bibliotecas de su universidad, y particularmente de su facultad.
Por regla general, las universidades proveen de un gran número de documentos textuales y audiovisuales para personas que están inmersas en su doctorado; con lo cual, aprovisionarse de material de investigación sin gastarse un duro es muy fácil.
Sin embargo, un buen trabajo implica otras metodologías, como por ejemplo acudir en persona a sitios de interés, o planear entrevistas con profesionales del sector. En este caso, deberíamos contar con gastos de desplazamiento, y con la remuneración otorgada a esas personas por su tiempo.
No es descabellado, por lo tanto, combinar los recursos gratuitos con la inversión de créditos rápidos, que servirán para cubrir todos esos gastos extra. No podemos solicitarlo a lo loco, eso está claro.
Previamente, tenemos que tener muy claro el esquema del trabajo, contactar con los profesionales en cuestión, acordar precios con ellos. También deberíamos elaborar un brainstorming inicial de esos sitios de interés, descartando aquellos que, en última instancia, no aporten demasiado a la investigación. Así, estableceremos el presupuesto de inversiones, con el cual, a la postre, podremos hacer uso de la ayuda extra de prestamistas. Doctorar puede salir caro, sí, pero la recompensa merece la pena.